A 32 años de la Marcha Blanca


"Dicen que la historia se hace a fuego lento, y el pueblo sabe que el maestro es el viento"

2020-05-23 por Gustavo Santos Ibáñez


En marzo de 1988, la docencia argentina protagonizó una gesta histórica para la educación del país en la lucha en defensa de la escuela pública junto al pueblo. Convocada por la CTERA y con altísimo acatamiento en todo el país el 18 de mayo, desde el norte, el sur y el oeste del país partió la Marcha Blanca que convergió el 23 de mayo en la Capital Federal con tres reivindicaciones centrales: Salario Unificado Nacional; Paritaria Nacional Docente; Ley de Financiamiento Educativo y Ley Nacional de Educación.

Muchas de nuestras compañeras y compañeros de nuestra Seccional Mar del Plata fuimos protagonistas de ese momento. No sabíamos que hacíamos historia, que éramos parte de una cadena que se enlazaba con otras multitudes de nuestro pasado. Sí sentíamos que esas columnas que llegaban por autopistas y anchas avenidas no eran una multitud abstracta. Éramos ese inmenso río que abrevaba en otras multitudes que cambiaron la historia de nuestra patria en otros momentos, éramos una multitud con fuerte intensidad y de contenidos políticos en nuestras banderas: ¡los trabajadores de la educación defienden la escuela pública!

En un contexto de implementación en América Latina y nuestro país de las políticas del Consenso de Washington y el supuesto “fin de la historia” que Fukuyama y otros difundían avalando el triunfo del capitalismo como sistema único, los ’90 fueron el momento en que las clases dominantes –dice con certeza Guillermo O´Donnell- “cargaron los dados a su favor nuevamente contra los intereses de los sectores populares y medios, como lo hicieron durante el ’76, con un brutal odio de clase”. Las políticas de ajuste implementadas rompieron todo el tejido social que habían construido las experiencias de gobiernos populares desde 1945. Largos recorridos han protagonizado desde entonces nuestros pueblos en la lucha por condiciones dignas de vida y de trabajo, por la conquista de la justicia social y la justicia educativa. La llegada de nuevos gobiernos elegidos por la ciudadanía y de aquellos con fuertes bases populares en nuestro país y la región a principios del siglo XXI en Argentina, Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia posteriormente y otros países del Caribe, disputaron ese “sentido” del pensamiento único liberal, el “sálvese quien pueda”. Y esa disputa continúa hoy, con políticas públicas activas y un Estado con un rol protagónico y al servicio de las mayorías, en un contexto de enfermedad global.

Así nos encuentra un nuevo 23 de mayo, Día del Trabajador/a de la Educación, ante otros desafíos también inmensos. Hoy nuevamente asumimos esa historia, esos principios y coherencias que cantamos a viva voz: la lucha de Isauro, de Marina, de Eduardo y todas las gestas construidas. Hoy, como en aquellas jornadas de la Marcha Blanca junto a la CTERA, el SUTEBA y la CTA, seguimos siendo protagonistas de estos tiempos. Seguimos en las escuelas y barrios junto a nuestros niños y jóvenes garantizando su derecho a vidas dignas, junto a los docentes en el resguardo de sus derechos. Como hace 32 años, como decimos en nuestros escritos, nuestras banderas, nuestros corazones, continuamos con el compromiso renovado, por una Educación popular, democrática y emancipatoria.

Vaya un enorme abrazo en nombre de la CD de nuestro sindicato a todos aquellos que formaron parte de esa gesta, a nuestros compañeros y compañeras que desde algún lugar nos acompañan con absoluta certeza, y aquellos nuevos docentes que se suman a construir nuestra Escuela, nuestra Patria.